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Violencia sexual

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¿A qué le llamamos violencia sexual en la adolescencia y que debemos saber sobre eso?

La OMS define el abuso sexual infantil y adolescente como la participación de un niño/a o adolescente en una actividad sexual que no entiende plenamente y en la que no está capacitado para dar su consentimiento fundamentado, así como también las situaciones en las que el niño/a y adolescente no está preparado de acuerdo con su nivel de desarrollo y, por ende, no puede dar su consentimiento. Los niños/as y adolescentes pueden sufrir abuso sexual por parte de adultos/as como por otros adolescentes que se encuentren en una posición de responsabilidad, confianza o poder sobre la víctima. Los/as adolescentes también pueden experimentar abuso sexual a manos de sus compañeros/as, en citas amorosas o en las mismas relaciones íntimas. Este tipo de violencia adopta muchas formas, alguna de ellas puede ser: violación, acoso digital, exposición de genitales de persona adulta, caricias, incluyendo obligar a masturbar, entre otros.

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo/a adolescente si sufre de acoso y/o violencia sexual?

Una vez que se conoce el hecho de violencia sexual, es importante, escuchar el relato del/la adolescente, brindar confianza, ofrecer ayuda y seguridad; creerle al adolescente y aclararle que no tiene ninguna responsabilidad ni debe sentir culpa por lo sucedido, asegurarle que se lo acompañará y que no sufrirá represarías por haberlo contado, expresarle afecto y expresar el respaldo en el caso de que desee acudir a servicios de orientación y abordaje específicos para estas situaciones.

Por lo tanto, las intervenciones desde esta perspectiva deben ser integrales, recurrir a diversos profesionales para minimizar daños a futuro en el adolescente perjudicado. 

Además, es importante que desde la casa se generen hogares seguros y libres de conflictos violentos, en donde los padres utilicen estrategias de crianza saludables. Para esto, es importante comprender que las primeras experiencias de vida pueden influir en el futuro de los adolescentes, incidiendo en su salud, educación, desarrollo y también en el ejercicio de sus derechos. Además, debemos reconocer que los menores de 18 años son sujetos de derechos, pero la capacidad del ejercicio de sus derechos depende de su grado de desarrollo y madurez, y que el grado de dependencia de personas adultas para su bienestar, protección y cuidado, será mayor entre menor sea la edad del adolescente. Por otro lado, el/la adolescente tiene derecho de participar de forma participativa en asuntos donde sus intereses estén en juego. Por este motivo es importante que reciba información completa y adecuada a sus capacidades individuales, ser escuchados de forma directa si así lo desean, que expresen sus opiniones y sean tomadas en serio. 

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¿Cuáles son las posibles secuelas del abuso sexual en los y las adolescentes?

La violencia sexual implica serias violaciones a los derechos humanos de las y los adolescentes, ya que impacta directamente en sus proyectos de vida y en su capacidad de agencia. El daño que genera en el adolescente es grave y lo más probable es que afecte diversas áreas de su vida; tiene consecuencias perjudiciales y duraderas en su bienestar, salud y seguridad. Se ha encontrado vínculos entre haber vivido episodios de violencia sexual y la depresión, ideas suicidas, pérdida de la autoestima, ansiedad, dificultades en el relacionamiento interpersonal, sentimiento de culpa, dificultad en el desempeño escolar, entre otros. Estas secuelas dependen del tipo de agresión, la edad del agresor y la víctima, la relación existente entre ambos, duración y frecuencia de la agresión, personalidad del adolescente, reacción del entorno, redes de apoyo, etc.